Soy médico rehabilitador aunque mi desarrollo profesional en los últimos doce años se han focalizado en una consulta de aparato locomotor o doloróloga de nivel medio.

Durante los meses de confinamiento mi trabajo consistió en gestionar mi agenda de manera telefónica, una manera de atender a la población que se desea institucionalizar por razones que no vienen al caso pero que en aparato locomotor es bastante limitada la capacidad de valorar el estado real del paciente.

El caso es que durante esos meses saqué varias conclusiones que paso a exponeros de manera resumida:

  • La inmensa mayoría de las patologías del aparato locomotor no eran prioritarias en un estado de pánico generalizado. Visto como una metáfora, si soy un conejito con artrosis de pata trasera, mejor me quedo bajo tierra quieto porque si salgo el zorro me come. Parece una tontería ¿verdad?, pues de manera reiterada lo he vivido en la siguiente conversación:
    • “Me duele mucho la cadera pero no voy a ir aún al médico por la situación”
    • “Como no me estoy moviendo mucho, prefiero atrasar la cita”
    • “El descanso me está viniendo bien y creo que voy a anular su cita”
    • ¿El miedo quita el dolor?, No, incluso puede aumentarlo pero la amígdala prefiere y hace el quiebro cognitivo-conductual de “mejor con dolor pero seguro a exponerse a algo invisible”. Vamos, que casi nadie se muere de dolor.
  • El post-confinamiento ha disparado las limitaciones articulares y el dolor el general. Personas ancianas con una restricción de la movilidad de más de tres meses, (hoy he visto a una ancianita de 90 años que era su primera salida de casa en 5 meses) ha supuesto un deterioro de su capacidad autónoma en todos los ámbitos, amiotrofia muscular generalizada, aumento de peso, peor calidad de sueño y descanso y un mayor abuso si cabe de medicación analgésica y antiinflamatoria (con regular control en muchos casos).

Esto tiene que ver no solo con la nula actividad física sino con la interacción social con el entorno, la sociabilización, el seguir unas rutinas marcadas por la mañana, tarde o noche con los talleres en los centros, el cuidado de los nietos, realizar la compra diaria, o acudir al culto por ejemplo; todo eso genera una regulación del sistema neuroendocrino con un correcto balance de neurotrasmisores como la melatonina, la serotonina o la dopamina entre otros que permite una cierta motivación para levantarse todas las mañanas.

Otra gran consecuencia añadida es la nula exposición solar con insuficiencia de la vitamina D ya precaria en la población en general que favorece el dolor pluriarticular, muy concretamente el lumbar en pacientes obesos, la neuroinmunomodulación y un largo etc. Desafortunadamente no todos disponemos de una casa con una parcela de la que disfrutar el aire y el sol, tan importantes como una dieta balanceada, no procesada, con grasas saludables y métodos de cocinado poco agresivos.

  • Y a día de hoy sigue el miedo y el pánico subyacente, inducido por unos medios de comunicación donde apenas hay representatividad de un colectivo sanitario que hable en favor de la salud. Solo se oyen cifras de infectados y muertos como en la peli más chunga de zombis.

Los efectos en mayores y niños lo iremos evaluando con el tiempo, a los primeros les aterroriza coger EL virus, porque ya no existe ninguna patología más. Nuestra carrera de medicina actualmente solo contempla dos maneras de estar enfermo: si tienes PCR/Anticuerpos IgA o IGM + para SARS COV2 (con o sin clínica, da igual) o no.

Una locura sin sentido que nos está llevando a situaciones esperpénticas de aislamiento de familias y personas sanas, (con sus respectivas bajas laborales o daños en la microeconomía poblacional por cierre de negocios por ejemplo), el uso de mascarillas fuera de indicación médica (que son estar enfermo, estar expuesto a un ambiente cerrado muy contaminado como una planta de hospital, urgencias, centro médico o institucionalizados enfermos por ejemplo), el uso de hidroalcohol a todas horas en vez de agua y jabón, que acabaremos todos perteneciendo a la Sociedad de Hidroalcoholicos Anónimos y el uso de guantes de látex que a todas luces es innecesario si las manos no tienen contacto con mucosas y se lavan con frecuencia.

Lo que yo estoy recomendando a los pacientes que escuchan:

  1. Dejar de ver las noticias y medios de comunicación. La prescribo como mucho una vez al día y durante 15 minutos. Mejor prensa escrita, evitar radio y televisión. Escuchar música fundamental.
  2. Salir todos los días a dar un paseo, mejor en la naturaleza o parque, a primera hora de la mañana, expuestos escote, brazos y piernas para generar vitamina D y disfrutar del cielo y los árboles. Sin fotoprotección una media hora aprox. (mejor sobre las 09 -10 h am en estas fechas)
  3. Dieta estricta sana: Vegetales y menos frutas, evitar el consumo habitual de carbohidratos (arroz, pasta, pan, azúcares, bollería etc) y si se consumen que sean integrales (de verdad). Consumir grasas saludables como aguacates, nueces, semillas de lino, chía, sésamo en ensaladas, yogures, tostadas etc, pescado azul pequeños como caballas, sardinas, anchoas, boquerones. Consumo de frutos secos naturales o tostados de manera puntual, un puñado entre horas si necesitan picar algo. Hidratarse correctamente con agua, no con refrescos, un poco de zumo de limón es bienvenido. Realizar 2-3 veces a la semana el saltarse la cena, solo tomar líquido como una infusión y agua para depurar el sistema digestivo. Nada de procesados. Cocciones de alimentos lentas a baja temperatura.
  4. Evitar tóxicos como alcohol, tabaco, drogas, fármacos innecesarios o por rutina, cosméticos no ecológicos, colorantes, conservantes y aditivos etc.
  5. Buenos tejidos para vestirse y calzarse, evitar el uso de poliéster o fibras sintéticas, mejor vestir con algodones de calidad aunque haya que plancharlos (o no). Calzados que sujeten los tobillos, ajustados, evitando los planos o aquellos superiores a tres centímetros. Usar bastones para caminar si se necesitan, es mejor caminar sin cojera para evitar dolores a distancia.
  6. No usar aparatos electrónicos a partir de las 21 h para una mejor inducción al sueño, nunca dormir con móviles o tablets en la cabecera de la cama.
  7. Tener una actitud vital de confianza, cuidar lo que entra no solo por nuestra boca sino por nuestros ojos, nuestros oídos y nuestro cuerpo. Rodearse de la gente a la que queremos, cuidar nuestro entorno, mantener nuestra casa y nuestra mente ordenada, realizar tareas que nos provoquen disfrute y gratificación, reír, reír mucho y sobre todo abrazar dando y recibiendo ese amor que es el mejor promotor de nuestra inmunidad.

Sin más, les mando un afectuoso abrazo de esos que enternecen el alma y alivian los corazones.

Dra. Benito de la Torre.
FEA Medicina Física y Rehabilitación.
Consulta de Aparato Locomotor H. U. Infanta Leonor de Madrid.

Imagen artículo Photo by Ben White on Unsplash